"Esta no es la fiesta que había planeado", fue lo primero que dijo Hillary Rodham Clinton ante cientos de amigos y seguidores, y con esas palabras les aguó las ilusiones a los republicanos y encendió todas las de su rival en las primarias, Barack Obama.
Lejos de hundir a los demócratas en luchas intestinas, la ex primera dama aceptó su derrota, elogió a su rival y le prometió su apoyo total para lograr la victoria en noviembre. "Hoy, mientras suspendo mi campaña, lo felicito en la victoria que ha logrado y la carrera extraordinaria que ha realizado. Lo respaldo, le doy todo mi apoyo y les pido que se unan para trabajar por Barack Obama tan duramente como lo hicieron por mí", urgió ayer a los suyos, durante su discurso de despedida en esta capital
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